viernes, 7 de octubre de 2011

Las artesanías ayudan a subsistir a los internos de Morros Blancos

“Primero pensamos en saciar el hambre de nuestras familias que la de nosotros”, señala José Maigua, quién desde hace cinco años está recluido en el penal de Morros Blancos. Revela que la única forma de sobrevivir es haciendo trabajos técnicos en diferentes especialidades.

Morros Blancos ofrece una serie de alternativas de trabajo que está a disposición de los internos, entre ellas se encuentra la especialidad en sastrería, repostería, pintado en tela y carpintería. Esta última es la opción por la que más se inclinan los internos, porque con ella se gana más dinero.

José dice que son 160 internos los que están en el área técnica y que trabajan a diario para juntar los recursos económicos que luego enviarán a sus familias o servirán para sus propios gastos.

Los días en la cárcel no son fáciles, cada jornada es un reto en el que los privados de libertad eligen entre rehabilitarse o simplemente seguir cargando con su delito sin ninguna superación.

El horario de trabajo de los internos es variable, unos ingresan a trabajar desde 09:00 hasta las 12:00 durante las mañanas; en las tardes la labor comienza a las 13:00 y culmina a las 18:00, pero todo depende de la persona.

El horario del interno que realiza trabajos en madera o de sastrería es también variable, pues cuando se trata de entregar el producto terminado, pide, en algunas ocasiones, quedarse a trabajar de noche en el taller, o cumple su labor desde su celda.

“Mis tallados en madera tienen mucho detalle y son morosos, por ello algunas veces pido permiso y trabajo en mi celda, donde me quedo tallando para darle forma a la obra”.

José dice que los precios que le ponen a sus trabajos varían, de acuerdo al tamaño, forma, o al esfuerzo que le dedicó. Van desde los cuatro bolivianos hasta los 6.000.

Generalmente trabaja en los anillos de madera, cuerno, portarretratos, colgadores, mesas, sillas, joyeros, camas, perezosos (sillas de dormir), puertas y ventanas, entre otros productos acabados.

En las otras especialidades, como la sastrería, se fabrican camisas típicas, normales, pantalones, trajes, ropa deportiva y conjuntos completos.

Los trabajos con pintura en tela son acabados con detalle artístico y profesional, sobre todo en manteles y servilletas.

Sólo dos veces al año salen a exponer sus productos

El esfuerzo y la calidad del trabajo que realizan los privados de libertad para mantener a sus familias, son comercializados por lo general en las mismas instalaciones del penal. Sólo en el mes de abril y octubre les dan permiso para salir a exponer sus productos.

Los compradores potenciales, por lo general, son quienes visitan a diario el recinto penitenciario. Ellos compran los productos ya terminados o realizan pedidos con anticipación. Esto facilita la labor de los internos que ya saben qué cantidad de material deben comprar.

Las herramientas y materiales son comprados por los mismos internos. En algunas ocasiones se juntan entre tres, cinco o diez personas para hacer un trabajo, en caso de que el pedido sea a gran escala.

En la cárcel hay personas que solamente se dedican a realizar artesanías en miniaturas, sobre todo en hueso, manillas, collares y adornos.

En la actualidad se lleva adelante una feria de artesanías y trabajos en madera en la Casa Dorada, donde los internos exponen y venden sus productos, que tienen un costo que va de los 10 bolivianos hasta los 6.000 bolivianos.



laCIFRA

160 internos están dedicados al área técnica y rehabilitación dentro del recinto penitenciario que en la actualidad alberga a 385 personas.



LOS DATOS

Un trabajo en madera puede encontrarse desde 4 bolivianos hasta 6.000 bolivianos.

Trabajan todos los días y sus productos pueden ser comprados en el mismo penal.

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