domingo, 5 de junio de 2011

Ropa china y coreana afectan las ventas de las mañaneras

La feria de las mañaneras, conocida por la venta de productos textiles de industria nacional, sufre la competencia desleal de importadores que comercializan mercancías procedentes de China y Corea, situación que pone en riesgo sus fuentes de trabajo y la subsistencia de sus familias.

“La venta de ropa usada y la importación de ropa china nos perjudica, no hay reglamentación para su venta”, dijo Martha Suxo, secretaria de Beneficencia de la Asociación de la Feria Matinal Tumusla y Tablada, que congrega a los comerciantes.

La actividad de las mañaneras comienza a las cinco y media de la mañana todos los días y cuenta con más de 2.500 afiliados, quienes comercializan sus productos en la calle Tumusla y la Plaza Eguino. Esta feria se caracteriza por la venta de productos nacionales al por mayor y a bajo precio.

Para Edwin Chávez, secretario general de Feria Matinal Tablada y Eguino, los comerciantes fueron testigos de cómo la importación desmesurada de productos chinos y coreanos ganó espacios con la instalación de tiendas en los grandes centros comerciales de la calle Tumusla.

“La ropa usada y la china están disminuyendo la venta de las confecciones nacionales. El Gobierno debería tomarnos en cuenta y evitar la importación”, agregó el dirigente, quien además señaló que, pese a que las prendas chinas y coreanas son de mala calidad, la gente las prefiere porque son baratas.

Asimismo, los dirigentes de varias de las asociaciones hicieron notar su preocupación y la dejadez de las autoridades municipales, porque pese a que cumplen con sus obligaciones de pago de patentes no ven mejoras para su sector.

LA TEMPORADA MÁS ESPERADA

La feria tiene su auge en el periodo invernal porque se venden más prendas abrigadas, chamarras, edredones, chompas y mantillas, entre otros. Las prendas de lana elaboradas por manos bolivianas tienen más calidad.

“Es un buen producto, son mis diseños, yo confecciono, reviso los libros y revistas para sacar modelos. Mis productos duran más y no son desechables”, aseguró Martha Suxo.

Cada uno de los comerciantes, según la representante gremial, elabora sus propias prendas con un equipo organizado entre operarios, confeccionistas, diseñadores, cortadores y costureros.

En los talleres que no tienen posibilidades de contratar confeccionistas debido a sus limitados ingresos, las familias enteras trabajan para llevar adelante el negocio, donde sus hijos juegan un papel importante porque ayudan en el acabado final.

Entre tanto, Marina Canaviri, secretaria de Beneficencia de esa organización, indicó que el ingreso promedio por persona oscila entre 50 y 100 bolivianos en los mejores días de venta, cuando llegan los compradores del interior, quienes llevan los productos a otros mercados del interior, Potosí, Oruro, Sucre, Tarija y Cochabamba, e incluso más allá de la frontera boliviana, en el sur del país (Argentina y Paraguay).

Aparte de cumplir con sus obligaciones gremiales, los directivos se organizan para realizar colectas y efectuar tareas sociales, prestar ayuda al afiliado enfermo o a alguna víctima de robo.

La primera asociación de las mañaneras se fundó el 23 de marzo de 1959, que comenzó con un grupo de vendedores en las calles Tumusla y el pasaje La Tablada. Al pasar los años se extendió a las calles aledañas hasta llegar a alrededores de la plaza Eguino, y en la actualidad aglutina a más de 2.500 comerciantes.


Desafían el frío y padecen de los huesos y riñones

Cambio

Ser comerciante de la feria de las mañaneras es duro, por el horario. Salir de casa a las cuatro de la madrugada y vender 4 a 5 horas continuas tiene sus dificultades, se sufre de los riñones y de dolor de huesos.

El sustento de una familia depende del sacrificio de una madre abnegada que a diario madruga para llevar sus productos a la venta, a veces sin importar las consecuencias en la salud.

“Nos hacemos soplar con el frío y muchas de nosotras nos enfermamos, otros están mal de los riñones porque no nos abrigamos. Nos ganamos no más, aunque no será mucho pero tenemos para solventarnos”, dijo Wilma Arias de 40 años de edad, vendedora de ropa deportiva.

Por vender a la intemperie ella también ha sufrido de problemas de salud y sabe de casos de compañeras que en la actualidad padecen de los riñones, resfríos fuertes y otros de los huesos.

Aunque le cuesta admitir el sacrificio que hace, la señora Wilma hizo estudiar a sus dos hijos. Cuenta que la organización y la disciplina que tienen como familia hacen más fácil y llevadero el trabajo. Su situación actual no le permite contratar operarios para aumentar su producción.


Vanesa duerme tarde y despierta de madrugada

La Paz - Cambio

La joven Vanesa García, comerciante de la feria de las mañaneras, ordena su mercadería para darle mejor exhibición mientras accede a un breve diálogo con Cambio. A ella le gusta su trabajo y contó que con esfuerzo y apoyo familiar se puede salir adelante.

Su trabajo la llevó a estudiar psicología en una universidad privada y una carrera técnica en otra institución.

“Estoy estudiando en dos lugares y a veces no puedo, pero como tengo el apoyo de mi familia, sigo adelante. Tengo el sueño de acabar mi carrera en la universidad (…) pese a que tengo que trabajar”, dijo Vanesa de 23 años.

Con 17 años de experiencia, cuenta la joven, desde muy temprana edad aprendió el negocio de la familia. Su esfuerzo es valorado, ya que pese a estudiar hasta altas horas de la noche y levantarse de madrugada todos los días, está orgullosa de los logros alcanzados hasta el momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario