domingo, 6 de marzo de 2011

Inti Maya es la pequeña empresa dedicada a la producción y comercialización del jugo natural de mocochinchi (durazno deshidratado)

Inti Maya es la pequeña empresa dedicada a la producción y comercialización del jugo natural de mocochinchi (durazno deshidratado). Los esposos Flores concibieron la idea en la universidad para brindar al consumidor un producto elaborado y envasado higiénicamente.

Rafael Flores y Laura Macías son la pareja de empresarios que crearon Inti Maya (Dios Sol es primero, en lengua aymara); una pequeña empresa que desde mediados del 2009 se dedica a producir y comercializar el tradicional jugo de mocochinchi en las calles paceñas y a pedido de sus clientes, que van en crecimiento.

“Este refresco, que generalmente es vendido en los mercados paceños, a través de nuestra empresa se comercializa envasado, lo que permite que pueda ser transportado sin temor a ser derramado”, detalla Flores.

Recuerda que decidieron participar junto con su esposa en la feria anual de proyectos que se realizó el 2009 en la Universidad del Valle (donde estudiaban Comercio Internacional e Ingeniería Industrial), con un proyecto relacionado a la elaboración natural y el envasado del refresco. Las buenas calificaciones y el reconocimiento de docentes y compañeros de estudios, los animó a iniciar una empresa.

“Nos aconsejaron que comercializáramos el producto, con garantía higiénica en Bs 1,50, ya que mucha gente compra en Bs 1 un refresco que no sabe si está o no higiénicamente elaborado como el nuestro”, aclaran.

La elaboración casera del producto demandó una inversión inicial de $us 500. Adquirieron un carro ambulante y los insumos necesarios para marcar la diferencia en la presentación de la bebida para su venta. “El cliente se lleva un vaso desechable del jugo, envasado y con tapa, acompañado de una servilleta, bombilla y tenedor para que pueda degustar del fruto”, señala.

El mocochinchi se vende en dos tipos de envases, uno de 180 ml que cuesta Bs 1,50 y el otro de 280 ml que tiene un precio de Bs 2,50. Aseguran que la aceptación del producto les permite planificar su crecimiento. “Botellas de dos litros, acompañadas de vasos que contengan los duraznos”, está en sus planes, manifiesta Macías.

Sus proveedoras de la materia prima, duraznos secos y chancaca, son sus caseras que venden en el mercado del Gran Poder (ladera oeste de la urbe paceña). “Empezamos comprando por libras y ahora por quintales; ha subido la demanda”, enfatiza Flores.

Para comercializar el jugo en tiendas de barrio y supermercados, saben que es necesario contar con el registro que otorga el Servicio Nacional de Seguridad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), un trámite que está en proceso. Sin embargo, “con el cambio de alcalde en La Paz, el trámite legal sufrió un retraso”. Esperan contar en poco tiempo con el permiso.

Ahora producen 20 litros por día y la ganancia es del 30% por vaso vendido. El empresario reconoce que éste ingreso aún es adicional al que tiene en un trabajo de oficina y que aún no es el sustento básico para su familia.

La chancaca se suma a los insumos

Proceso
El durazno o melocotón deshidratado se remoja un día antes de preparar el refresco, luego se hierve y se colocan la canela, clavo de olor y azúcar a medida que hierve. Laura Macías prefiere utilizar pequeñas porciones de chancaca porque es un endulzante natural y por la falta de azúcar, que existe en el país actualmente.

Exterior
Según Flores, el refresco podría ser aceptado en Europa y Estados Unidos. “Tenemos arancel cero para el orejón en esos países, sólo nos falta capital”, sueña.

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