domingo, 20 de febrero de 2011

Su historia cuenta. Promueve la artesanía chiquitana y guaraya

Julio Parapaino García aprendió el arte de trabajar la arcilla junto a sus abuelas María Oli de Parapaino y María Supayabe de García. Ellas fabricaban vasijas para el uso doméstico y como otros ancianos de Puquio, en la zona de Lomerío, transmitieron su conocimiento a los niños y jóvenes. Julio tiene 38 años y vive en Santa Cruz de la Sierra desde que tenía 12. Migró a la ciudad buscando concluir sus estudios de colegio, porque en Lomerío la educación llegaba sólo a cuarto de primaria. “Nunca dejé de hacer cerámica como me enseñaron mis abuelas, pero aquí aprendí técnicas que permiten que se logre un trabajo con perspectiva comercial”, explica.
Julio es presidente de la Unión de Artesanos de la Tierra (Uniarte), formada en 2004 por un grupo de jóvenes chiquitanos y guarayos. Al principio agrupaba a 60 artesanos, y ahora tiene 95 afiliados, de los cuales gran parte son mujeres.
Cuando Julio habla de su vida, difícilmente la separa de su actividad artesanal. Su esposa, que también es chiquitana y sus dos hijos hacen alfarería. Ella es armadora de móviles de cerámica y los niños aprenden a modelar la tierra en sus horas libres.
Cuenta que al cumplir 12 años tenía dos caminos: quedarse en Puquio para dedicarse a la agricultura y luego formar una familia, o salir a la ciudad. Eligió el segundo camino, y señala que no fue fácil, pero admite que valió la pena. Durante 15 años fue formado por la Asociación de Artesanos del Campo (Artecampo) y luego comenzó a moverse de manera independiente, junto a otros artesanos.
“No fue fácil, tuvimos que salir a buscar ayuda, viajar a La Paz, para pedir apoyo de la cooperación para continuar con la capacitación nuestra y de otros artesanos más jóvenes”.
Parapaino señala que Uniarte busca vender productos nativos, destacando su identidad cultural. El mejor momento económico de Uniarte se dio en 2008, cuando alcanzó ventas por un valor de $us 600.000. Parapaino comenta que hasta entonces habían logrado abrirse mercado en Estados Unidos y Europa, pero a partir de esa gestión, debido a las políticas gubernamentales (cierre de las preferencias arancelarias de la Atpdea), las ventas en el extranjero y los contactos quedaron en cero, pero nuevamente se están abriendo otros mercados en España y en Canadá. Sin embargo, en este tiempo, indica que se fortaleció el mercado local y nacional.
Parapaino explica que en Uniarte se hace una gestión colectiva de los ingresos y que se maneja un fondo rotatorio, con el que la organización compra la materia prima. Los artesanos reciben remuneración por su mano de obra.
Los productos que ofrece Uniarte son cerámicas (móviles y objetos decorativos), tejidos (hamacas y bolsas de distintos diseños), bordados (cojines, portacelulares, monederos, villeteras, estuches y cuadros) y productos de madera (mesas, ángeles, santos, tocos, sillas, baúles, etc.), todos pintados de vistosos colores y con figuras que representan las vivencias de las comunidades originarias de la Chiquitania; además de la vegetación y la vida animal de la zona. Estas artesanías se caracterizan, además, por su fino acabado.
El fondo rotativo se genera con apoyo de la cooperación internacional y la ayuda de la Mancomunidad de la Gran Chiquitania, mientras que la Fundación Trabajo Empresa les proporciona un espacio de trabajo en el Parque Industrial.
Junto a otros artesanos del país buscan la aprobación de una ley que beneficie y los proteja. Miguel Charupá Tamacoine, compañero de Julio, considera que en Bolivia no se reconoce ni se valora la actividad artesanal, ejercida por más de 1 millón de personas.
A Julio, su labor lo ha llevado a participar en ferias de Madrid, Colombia, Brasil, Ecuador y otros países y también le hace retornar con frecuencia a la Chiquitania. Él asegura que su tierra ha cambiando mucho desde que era niño: “Para bien y para mal”, sostiene, pues con el progreso también llegaron algunos problemas, por ejemplo, la gente se enferma con más frecuencia y envejese más rápido”. Él considera que el trabajo artesanal preservará su cultura.

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