lunes, 4 de mayo de 2009

Comerciantes se preparan antes de ir a China para hacer negocios

“En mi último viaje he estado más desenvuelta, he podido tomar un taxi por mi cuenta, así como pagar el hotel”, cuenta doña Norma Ramos, mientras atiende su puesto de venta ubicado en la calle Incachaca, en La Paz.

Esta comerciante acaba de regresar de China, a donde fue por séptima vez por mercadería para abastecer su tienda de productos de uso diario, como utensilios de cocina, cortinas para baño y basureros.

En esta ocasión viajó luego de pasar clases de chino mandarín durante un mes y medio en la Academia de Idiomas RGA, centro de aprendizaje muy recurrido últimamente por personas que buscan prepararse para hacer negocios en el país asiático.

“Los estudiantes que tenemos son en su mayoría comerciantes; los que van a traer tela, equipos eléctricos, adornos para Navidad, celulares y todo tipo de mercadería”, señala Fernando Guzmán, director del instituto paceño, en una entrevista con La Razón.

RGA inició sus actividades hace dos años con la enseñanza del quechua, aymara e inglés. Hace seis meses que imparte clases de chino, con el apoyo de la embajada de ese país en Bolivia.

“Nos han dotado de un libro en español y chino, uno de texto, uno de ejercicios y cuatro CD para practicar la correcta pronunciación”, explica Guzmán.

Añade que los comerciantes buscan aprender el idioma para no tener que pagar traductores y porque todos ellos “han tropezado con estafas o engaños” por parte de esos intermediarios.

Los intérpretes, indica Norma, cobran hasta $us 100 por día e incluso por actividad. “Cuando se contrata un traductor es cuando más problemas se tiene, porque al ser chinos, favorecen a los vendedores y cobran una comisión extra por la mercadería que ayudan a comprar”, relata.

“Mucha gente boliviana ha sido estafada por los traductores en China. Si un contenedor (de mercadería) vale 200 mil dólares, ellos ganan alrededor de 50 mil, solamente por realizar la conexión”, complementa Guzmán.

Desde hace un año, Franco Cortez Apaza se dedica a comercializar juguetes, tapas de refrigerador y otros productos de plástico en La Paz. Estaba aprendiendo a hablar inglés y hace dos meses que comenzó a estudiar chino mandarín en el RGA.

“He viajado unas seis veces a China. El problema es que allá los dueños de las fábricas no hablan inglés, sólo chino. Lo que aprendí es lo más básico, pero me ayudó a hacer mis compras”, afirma.

Franco explica que generalmente viaja con 5.000 dólares en el bolsillo, recorre las tiendas y compra mercadería suelta. “Cada mes me contacto por internet para saber de las novedades”.

Según el presidente de la Confederación Nacional de Micro y Pequeña Empresa (Conamype), Marco Antonio Gonzales, los gremiales recurren a créditos de la banca para financiar su travesía.

Agrega que el fenómeno se da principalmente en La Paz y Santa Cruz y que, al parecer, en esa última región, son los residentes chinos los que —previo contacto con sus familiares— organizan misiones comerciales a su país, que incluyen visitas guiadas a tiendas y fábricas de ropa.

Norma admite que recurrió a préstamos bancarios para realizar sus primeros viajes. “En mi última visita gasté 2.300 dólares en pasajes aéreos, alojamiento y alimentación”. Agrega que para la adquisición de mercadería, invierte por lo general unos $us 25.000, de los cuales logra recuperar el 40% tras la venta.

Precisa que una cortina de baño que en China le cuesta Bs 11, en La Paz la vende a Bs 20. “Uno puede traer un producto exclusivo y venderlo al precio que quiera, doblarlo o triplicarlo; pero para vender más rápido o ser competitiva, yo vendo barato”. Añade que antes traía productos de Iquique (Chile), pero que eran de segunda calidad y no eran tan novedosos como los de China.

La esposa y la suegra de Grover Cochi partieron el viernes rumbo a la ciudad china de Guangzhou, que en octubre celebrará su gran feria anual. “Sólo fueron a explorar el mercado. Yo voy a pasar clases de chino antes de viajar para comprar ropa”, dice Cochi, que es dueño de una fábrica de chompas, afectada por la venta de prendería usada y asiática.

Grover supo de RGA a través de la embajada y piensa que es necesario aprender chino porque en ciudades como Hong Kong no le servirá el poco inglés que sabe, ya que ese idioma se habla allí con muchas deficiencias.

El instituto cuenta a la fecha con 49 alumnos que pasan clases de chino en sus aulas y con 80 que lo hacen fuera de ellas.

Guzmán cuenta que “hay comerciantes que tienen mucha mercadería, manejan como 1,5 millones de dólares de capital” y sus hijos pasan clases a domicilio. Otros como ellos asisten de forma presencial y “son los que aprenden más rápido”.

Añade que además se tienen convenios con empresas privadas y entidades públicas para capacitar a sus empleados. Las clases están a cargo de cuatro chinos y un boliviano y tienen un costo mensual de Bs 200 y una duración de 12 horas. El nivel básico o chino comercial toma de ocho meses a un año y el avanzado, hasta cuatro años.

Previo • Antes de viajar a China estudie los aspectos relacionados con su cultura, idioma, historia y geografía. Sus esfuerzos por conocer esos temas serán reconocidos, valorados y le ayudarán a desarrollar un mejor “Guanxi” (red de buenas relaciones interpersonales).

Conversación • Inicie la reunión con una charla informal. Evite dar respuestas negativas: en lugar de “no”, diga “puede ser” o “lo pensaré”. Evite opinar sobre temas políticos controversiales. Para dirigirse a alguien, use su título y apellido.

Comportamiento • Estrechar la mano es cada vez más popular como primer saludo. No use las manos cuando hable. Evite abrazar o palmear al saludar. Las personas de más autoridad o edad en un grupo esperan ser saludadas antes que el resto.

Negociación • Las tarjetas personales deben ser entregadas con ambas manos. Cuando el encuentro se realice con un traductor, no deje de mirar a su contraparte comercial. Evite mostrar emoción, actúe de forma calmada y acepte demoras en los plazos pactados.

Comidas • La cena es la ocasión más usual para hacer negocios. Es muy común que se sirva de 20 a 30 platos. Dejar uno de ellos sin probar puede resultar una ofensa; por ello, trate de comer un poco de cada uno. Dejar propina es visto como un insulto. El primer brindis lo propone el anfitrión.



Supersticiones • El rojo es símbolo de prestigio y prosperidad; y el dorado, de poder. El blanco y el negro se asocian con los funerales y deben evitarse. El ocho está relacionado con la buena suerte y el cuatro, en cambio, se considera de mala suerte porque se pronuncia de forma similar a muerte.

FUENTE: El Dragón Despierta, de Manuela Bösenhofer, con el apoyo del IBCE y SECO.

1 comentario:

  1. Yo fui estafada en un viaje que hice a la China, lamentablemente la Cámara Nacional de Comercio originó este hecho, porque ellos me enviaron a una empresa que no existía y que en vez de ser fabricante de hardware era comercializadora de juguetes sexuales.
    Por lo tanto, tengan cuidado con los sourcing que vende la CNC de Bolivia.

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